El ambiente era claramente optimista cuando Brasil dio luz verde a su mercado regulado de apuestas de cuota fija el 1 de enero de 2025. Este lanzamiento tan esperado, respaldado por el Ministerio de Hacienda y supervisado por la Secretaría de Premios y Apuestas (SPA), fue recibido como el punto de partida hacia una industria más controlada y supervisada: el orden reemplazando al desorden, y la fiscalización tomando el lugar de la falta de regulación. En pocas semanas, operadores globales empezaron a establecerse y los dominios ‘.bet.br’ comenzaron a hacerse notar. En el mercado, una nueva estructura comercial empezaba a tomar forma.
Las primeras señales eran prometedoras. Superbet, Bet MGM y SportyBet estuvieron entre los 14 operadores que recibieron licencias definitivas, mientras que más de 50 obtuvieron autorizaciones provisionales de manera acelerada. Las plataformas legales de apuestas registraron más de 1.700 millones de visitas solo en enero, superando incluso el tráfico brasileño hacia Instagram y YouTube, según datos de Yogonet.
Pero aquí viene el problema. Las apuestas ilegales no solo sobrevivieron al cambio regulatorio. Siguen más vivas que nunca. De acuerdo con Anatel, el organismo de telecomunicaciones de Brasil, se han bloqueado más de 12.000 dominios no autorizados, pero aún se puede acceder a alrededor del 80% de ellos. Según las estimaciones actuales, el mercado negro no está disminuyendo
Cuatro meses más tarde surge una pregunta compleja pero necesaria:
Si la regulación buscaba sacar las apuestas del anonimato, ¿por qué tantos jugadores siguen apostando en la oscuridad?
Auge del Mercado Legal vs. Realidad del Mercado Negro
Los operadores con licencia en Brasil no tardaron en posicionarse. Desde el primer día, varias plataformas aprovecharon estrategias de marketing agresivas, la familiaridad de sus marcas a nivel local y el respaldo de contar con la regulación oficial. Aunque al principio el sistema de dominios ‘.bet.br’ parecía burocrático, terminó ayudando a legitimar las ofertas ante los apostadores más cautelosos. La implementación rápida del marco regulatorio por parte de la SPA les dio a los primeros operadores una ventaja para ganar tráfico, confianza y volumen de transacciones. Esa ventaja se tradujo en buenos resultados, al menos en apariencia. Los primeros números fueron impresionantes, pero aquello es solo una parte de la historia.
Mientras el mercado regulado entraba con fuerza, el mercado negro nunca salió de escena. Cuatro meses después, los sitios ilegales siguen activos y, lo más preocupante, siguen siendo totalmente rentables. Se estima que los operadores sin licencia generaron más de 70 millones de dólares en los últimos meses, una cifra que deja claro que el mercado paralelo no está cediendo terreno.
Gran parte de esa resistencia se debe a un hecho simple: el acceso no se ha interrumpido de manera significativa. La SPA, en coordinación con Anatel, hizo un movimiento llamativo a principios de 2025 al solicitar el bloqueo de más de 12.500 dominios. Sin embargo, según medios locales como UOL, alrededor del 80% de esos sitios siguen funcionando, ya sea mediante dominios espejo, redirecciones o URLs alternativas. La misma Anatel lo describió como “tapar el sol con un dedo”.
Y los usuarios saben perfectamente dónde buscar. Plataformas populares que se bloquean una semana vuelven a aparecer a la siguiente con nombres apenas modificados o a través de grupos en Telegram y redes sociales. Además, los sitios bloqueados suelen reaparecer bajo nuevos dominios, a veces en cuestión de días, otras veces en apenas unas horas.
En este contexto, el aumento de tráfico en los sitios legales no refleja una migración completa. Parece más bien el inicio de un mercado paralelo. Los operadores regulados pueden estar captando a nuevos usuarios o recuperando a apostadores casuales, pero quienes ya usaban plataformas offshore siguen en un entorno que, por ahora, les sigue funcionando. En la práctica, el mercado negro no ha desaparecido. Se ha adaptado, y sigue aceptando apuestas.
Este escenario con dos vías no debería sorprender. La regulación genera legitimidad, pero no exclusividad. Es decir, los operadores legales ahora tienen acceso por la puerta principal del mercado brasileño, pero la puerta trasera sigue abierta. Para muchos apostadores, sobre todo aquellos ya habituados a las plataformas no reguladas, el paso a las opciones legales no representa un cambio atractivo. Muchos jugadores de apuestas deportivas y casino en línea ya apostaban sin mayores consecuencias, con métodos de pago flexibles y sin necesidad de identificación.
Brasil ahora enfrenta una superposición. Un sector prospera a plena luz, mientras el otro sigue funcionando en las sombras. A menos que se logre limitar efectivamente el acceso a los sitios ilegales, no hay razones para pensar que uno vaya a superar al otro en el corto plazo.
El Problema de Fondo: ¿Por Qué Siguen Ganando los Sitios Ilegales?
El bloqueo de sitios es solo una parte del problema, y no precisamente la más difícil. La agilidad técnica de los operadores ilegales sigue superando a las autoridades en cada paso. Más allá de los VPNs y los sitios espejo, algunas plataformas ya automatizan el cambio de URLs, redirigiendo a los usuarios en tiempo real cuando un dominio cae. Otras aplican técnicas de ocultamiento geográfico, mostrando contenido “legal” a los entes reguladores mientras entregan apuestas reales a los jugadores. Es un truco digital... y está funcionando.
Incluso si se lograra cerrar todos los huecos técnicos, el mercado negro aún tendría un arma poderosa: los propios jugadores. Para muchos, seguir usando plataformas offshore no es solo una cuestión de conveniencia, sino de preferencia. Marcas conocidas, pagos más rápidos y menos trabas para registrarse o verificar identidad juegan a su favor. A esto se suman cuotas atractivas y una percepción de anonimato que fortalece aún más su atractivo.
También está el tema de la información —o mejor dicho, de la falta de ella. Muchos apostadores no saben, o simplemente no les importa, si un sitio tiene licencia, especialmente cuando la experiencia es fluida y los premios llegan rápido. En algunos casos, las plataformas ilegales siguen ofreciendo una experiencia de usuario más amigable que las opciones reguladas. Para los usuarios más experimentados, no se trata de legalidad, sino de hábito, velocidad y obtener más por menos.
¿Puede la Fiscalización Alcanzar al Mercado Ilegal?
Los operadores licenciados están demostrando el potencial del mercado, pero para que haya competencia justa no basta con tener reglas: hace falta una fiscalización que funcione. En este sentido, el gobierno federal no se ha quedado quieto. En marzo de 2025, la SPA emitió una orden que obliga a las instituciones financieras a bloquear transacciones vinculadas a operadores sin licencia, en un intento por cortar el flujo económico del mercado ilegal.
Además, a comienzos del año se pidió a los operadores que presenten políticas contra el lavado de dinero antes del 17 de marzo y que cumplan con las nuevas reglas de cálculo del impuesto GGR. También se implementó un marco para realizar inspecciones y la Secretaría de Premios y Apuestas (SPA) abrió varias consultas públicas, incluyendo una enfocada en definir un sistema nacional de autoexclusión para jugadores en situación de riesgo.
La intención es clara: Brasil quiere construir una estructura de control completa, desde el seguimiento financiero hasta la protección del jugador. Pero la regulación, por muy bien escrita que esté, necesita tiempo para generar impacto real.
Inconsistencias en la Aplicación de la Ley
Convertir la regulación en resultados concretos lleva más tiempo, sobre todo cuando la aplicación está repartida entre varias entidades. La SPA puede establecer las reglas, pero su cumplimiento depende de la coordinación con Anatel, COAF, las loterías estatales y el poder judicial, cada uno con su propio ritmo. Este sistema fragmentado ralentiza la respuesta y deja espacios para que los operadores ilegales sigan activos. Las zonas grises legales tampoco ayudan: algunas loterías estatales todavía reclaman el derecho de otorgar licencias por su cuenta, lo que genera confusión sobre quién tiene la última palabra.
Desde el lado del jugador, unas medidas más estrictas en materia de PLD y KYC, aunque necesarias, corren el riesgo de empujar a ciertos usuarios de vuelta a plataformas con menos exigencias. Las normas están en vigor, pero hasta que el sistema no esté totalmente ajustado, los operadores ilegales seguirán colándose por las rendijas.
¿Qué Viene Ahora y Qué Debería Pasar?
Con las bases ya establecidas, es probable que el enfoque regulatorio en Brasil pase del diseño de políticas a una fiscalización más activa. La ordenanza de marzo que obliga a los bancos a bloquear transacciones relacionadas con apuestas no autorizadas marca el inicio de un esfuerzo más amplio para cortar los flujos ilegales en tiempo real. Se espera una supervisión más rigurosa por parte del COAF y el Banco Central, junto con un mayor control sobre las transferencias vía Pix y otros intermediarios de pago. Por su parte, el sistema nacional de autoexclusión, actualmente en fase de desarrollo tras una consulta pública, puede conllevar nuevas obligaciones de incorporación y supervisión para los operadores.
Pero el camino que se viene también exige mayor claridad. Las disputas en curso sobre si las loterías estatales pueden otorgar licencias propias —que se intensificaron recientemente tras el controvertido intento de la alcaldía de Bodó— amenazan con debilitar la autoridad federal, a menos que se resuelvan mediante una intervención legislativa o judicial.
Más allá de estas medidas esperadas, Brasil tiene la oportunidad de asumir un liderazgo más innovador con un enfoque centrado en el jugador. Un portal oficial de verificación respaldado por el gobierno, que liste a los operadores autorizados, podría ayudar a los usuarios a comprobar la legitimidad de las marcas de forma rápida. Un sello legal fácilmente reconocible, acompañado de campañas en medios, también podría generar mayor conciencia entre los consumidores, en aquellos puntos donde la regulación por sí sola no ha logrado llegar.
Además, incentivar al público apostador a migrar hacia los operadores legales con procesos de verificación más ágiles (KYC), bonos competitivos o una experiencia de usuario mejorada podría ser mucho más efectivo que los mensajes punitivos.
Como reflexión final, quizás la SPA debería considerar invertir en un equipo especializado en fiscalización con enfoque tecnológico, al estilo del modelo PlayCity de Ucrania. Este equipo podría contar con herramientas de machine learning para rastrear redes de afiliados, dominios clonados y flujos de pagos con criptomonedas.
Las herramientas existen, y la voluntad es clara. Lo que se necesita ahora es una ejecución con la misma agilidad que el mercado al que se busca transformar.
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Brasil no es el único mercado en Latinoamérica que enfrenta tensiones entre la regulación y la realidad. En toda la región, se repite el mismo dilema: la brecha entre la fiscalización y el acceso sigue estando presente. En mercados donde la rapidez, la flexibilidad y la adaptación local marcan la diferencia entre destacar o quedarse atrás, Altenar ofrece más que cumplimiento normativo. Ofrece a los operadores legales la capacidad de responder con la misma agilidad que los sitios no regulados, pero sin correr riesgos.
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