Y lo que Significa para los Operadores del Sector
Si ha visto algún evento deportivo importante últimamente, es casi seguro que notó la avalancha de anuncios de casas de apuestas que prometen apuestas sin riesgos “no sweat bets” (créditos de bonificación en caso de pérdida), mejoras en las cuotas y ofertas de bonos. Si a eso se suma el auge de las microapuestas —como las apuestas sobre la siguiente jugada—, no es de extrañar que las apuestas móviles se perciban menos como un entretenimiento ocasional y más como un mercado abierto las 24/7.
Y eso, según los legisladores estadounidenses, es precisamente el problema. Es lo que busca abordar la recién reintroducida Ley SAFE Bet, cuyas siglas significan Supporting Affordability and Fairness with Every Bet (Apoyo a la Asequibilidad y la Equidad en Cada Apuesta).
¿Qué es la Ley SAFE Bet?
Presentado en marzo de 2025 por el senador Richard Blumenthal (D-CT) y el representante Paul Tonko (D-NY), la Ley SAFE Bet es una amplia propuesta federal que reescribiría las reglas de las apuestas deportivas en línea en Estados Unidos.
Hasta ahora, las apuestas deportivas han sido principalmente una cuestión regulada estado por estado. Desde que la Corte Suprema anuló la ley PASPA en 2018, cada estado ha establecido sus propias normas, dando lugar a un mosaico legal con diferentes niveles de protección para los jugadores. La Ley SAFE Bet cambiaría eso al crear un marco federal según el cual ningún estado podría ofrecer apuestas deportivas sin antes cumplir con estrictos estándares aprobados por el Departamento de Justicia.
¿Es Este el Momento “Big Tobacco” del Sector?
Este tipo de impulso hacia una regulación nacional tiene menos que ver con la estructura legal y más con el relato que la acompaña. Los defensores de la Ley SAFE Bet han comenzado a describir las apuestas online como el nuevo momento “Big Tobacco” o crítico para el sector, sugiriendo que la industria ha crecido demasiado rápido, con muy pocos límites, y ahora se dirige hacia una corrección regulatoria.
Es una comparación poderosa y con peso en Washington. La idea es que, así como las tabacaleras alguna vez dependieron de la publicidad glamorosa y de productos adictivos, las plataformas de apuestas hoy utilizan recordatorios constantes, oportunidades de apuesta ilimitadas y marketing omnipresente para mantener a los jugadores enganchados. Independientemente de si la comparación es justa o no, al menos marca el tono del debate: el juego ya no se discute tanto como un tema empresarial, sino como una cuestión de salud pública.
Para los operadores consolidados, esto representa un cambio significativo. Una vez que un sector se enmarca en términos de crisis sanitaria, el apetito político por imponer controles estrictos aumenta rápidamente. La publicidad, el diseño de producto e incluso los programas de fidelización están siendo examinados de formas que habrían parecido impensables hace apenas unos años. Y no es necesario estar de acuerdo con la analogía de Big Tobacco para reconocer su impacto, ya que esta narrativa ya está moldeando la manera en que los reguladores, los medios y el público perciben el futuro de las apuestas deportivas.
¿Qué Incluye el Proyecto de Ley?
Veamos más de cerca las disposiciones de la Ley SAFE Bet. A continuación se detallan los puntos clave que buscan redefinir la manera en que las casas de apuestas pueden promocionarse, comercializar y operar, cada uno correspondiente a las secciones establecidas en el proyecto de ley.
Restricciones Publicitarias
Esta propuesta frena en seco la maquinaria del marketing de las casas de apuestas. Según la Sección 103 de la Ley SAFE Bet, los anuncios quedarían prohibidos entre las 8 a. m. y las 10 p. m. hora local, y se eliminarían por completo durante los eventos deportivos en vivo.
Asimismo, cualquier anuncio que incluya incentivos —como apuestas sin riesgo, promociones de bienvenida, ofertas de cuotas mejoradas o explicaciones sobre cómo apostar— estaría vetado. En esencia, busca sustituir la presión promocional constante por un enfoque más equilibrado que enfatice la responsabilidad y el respeto hacia el consumidor.
Límites de Depósito y Gasto
Quizá la disposición más disruptiva de la Ley SAFE Bet para los operadores sea la que impone restricciones al gasto de los jugadores. Según la Sección 104, los apostadores no podrían realizar más de cinco depósitos en un periodo de 24 horas, eliminando la posibilidad de recargar fondos repetidamente en un mismo día.
Las opciones de financiamiento también se reducirían: las tarjetas de crédito quedarían completamente prohibidas, permitiéndose solo tarjetas de débito o transferencias directas. Además, antes de aceptar apuestas de alto valor, los operadores deberían realizar verificaciones de asequibilidad, evaluando si el cliente puede cubrir la cantidad apostada. Para los operadores, esto implica un paso hacia una diligencia similar a la bancaria dentro del entorno de apuestas, con nuevas capas de costo y responsabilidad.
Restricciones de IA y de Producto
La Ley SAFE Bet apunta directamente al papel de la inteligencia artificial en las apuestas. La Sección 105 prohíbe que las plataformas utilicen IA para rastrear el comportamiento individual o personalizar promociones, prácticas de las que muchos operadores dependen para la retención de jugadores.
La restricción también se extiende al diseño de producto. Los sistemas de apuestas impulsados por IA —incluidas las microapuestas rápidas— quedarían totalmente prohibidos. Para los operadores, esto afecta a una de las áreas de mayor crecimiento del sector, obligando a replantear las estrategias de interacción basadas en datos y el rumbo de la próxima ola de innovación en sportsbooks.
Apuestas en Deportes Universitarios y Amateur
Las competencias universitarias han sido durante mucho tiempo un área gris dentro de las apuestas en Estados Unidos, ya que muchos estados prohíben las apuestas sobre equipos locales o limitan las apuestas de proposición en atletas universitarios. El proyecto de ley propone ir más allá estableciendo una norma nacional uniforme. Según la Sección 106, no se permitirían apuestas de proposición sobre ningún atleta universitario o amateur, sin importar la jurisdicción.
La única excepción serían los eventos internacionales como los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Para los operadores, esto elimina un segmento rentable que variaba entre estados y refuerza la integridad del deporte amateur bajo la legislación federal.
Supervisión Nacional
Uno de los cambios más amplios del proyecto es la intención de establecer una aprobación federal para los mercados estatales. La Sección 102 plantea un sistema en el que las apuestas deportivas estarían prohibidas en todo el país, a menos que un estado solicite autorización al Departamento de Justicia y demuestre cumplir con los estándares federales. Las aprobaciones tendrían una validez de tres años y deberían renovarse posteriormente.
Además, la ley exige la creación de un registro nacional de autoexclusión, una encuesta de la agencia SAMHSA para monitorear los comportamientos de apuesta, y un informe del Cirujano General, principal portavoz en asuntos de salud pública en Estados Unidos, sobre los impactos en la salud pública. Para los operadores, esto implicaría operar bajo la supervisión tanto de los reguladores estatales como del gobierno federal en Washington.
Igualar las Condiciones Frente a los Sitios Offshore
Más allá de sus restricciones, el proyecto podría fortalecer el mercado al exigir que los estados colaboren en acciones federales contra los operadores offshore (ubicados fuera del país). Para las casas de apuestas con licencia, esto tiene el potencial de reducir la competencia desleal que atrae a los jugadores con normas menos estrictas y mercados no gravados.
A pesar de los posibles impactos negativos para los operadores en caso de aprobarse, al trasladar la aplicación de la ley al ámbito federal, los operadores que cumplan con la normativa podrían obtener un mercado más sólido en el que competir.
¿Impulso Real o Espejismo?
Pese a su ambición, la Ley SAFE Bet sigue siendo eso: una propuesta. El proyecto apenas ha iniciado las primeras etapas del proceso legislativo desde su presentación a comienzos de este año. En agosto de 2025, se encuentra ante los comités del Congreso, donde las audiencias, los debates y las posibles enmiendas definirán sus próximos pasos.
Aún queda un largo camino por recorrer. La ley tendría que ser aprobada tanto por la Cámara de Representantes como por el Senado antes de llegar al despacho del Presidente. Incluso en el mejor de los escenarios, ese proceso tomaría varios meses.
Además, el panorama político es complejo. Los partidarios se apoyan en argumentos de salud pública, citando encuestas que reflejan una preocupación generalizada por el crecimiento de las apuestas y un fuerte respaldo a controles más estrictos.
Los opositores, en cambio, defienden los derechos de los estados, los miles de millones ya invertidos en sistemas regulatorios locales y la influencia económica de los operadores, las ligas y los socios mediáticos. Si se combina esto con el intenso lobby de la industria y las preocupaciones por una posible extralimitación de Washington, queda claro que la Ley SAFE Bet enfrenta un camino cuesta arriba.
Aun así, incluso si nunca se aprueba en su totalidad, su reintroducción marca el inicio de una transición en el panorama regulatorio, con Washington firmemente incorporado a la conversación sobre apuestas deportivas, algo que los operadores del sector no pueden darse el lujo de ignorar.
Cómo se Compara con Otros Mercados
En muchos sentidos, la Ley SAFE Bet no representa un salto al vacío, sino un paso hacia un terreno que otros mercados regulados ya han recorrido. El Reino Unido, por ejemplo, aplica desde hace tiempo controles más estrictos sobre la publicidad y las verificaciones de asequibilidad, mientras que en gran parte de Europa los incentivos y programas VIP han sido limitados progresivamente.
Las opiniones dentro de la industria muestran cuán polarizado se ha vuelto el debate en Estados Unidos sobre estos temas. Según reportes de un reconocido medio especializado, el abogado de la industria del juego Jeff Ifrah criticó los requisitos de registro del proyecto, calificándolos como “demasiado complejos, ya que la primera sugerencia que surge es incluir un requisito de registro inconstitucional”. En esa misma cobertura, el consultor Brendan Bussmann advirtió que tales restricciones podrían tener un efecto contrario, alertando que corren el riesgo de “inflar el mercado ilegal” al empujar a los jugadores hacia sitios offshore.
Aun así, la dirección es clara: Washington está alcanzando las tendencias globales. Para los operadores multinacionales acostumbrados a los estándares de la Unión Europea o Canadá, una mayor alineación podría reducir la duplicación de procesos en cumplimiento y facilitar la entrada al mercado estadounidense. Para los actores locales, esto eleva el estándar, pero también ofrece la oportunidad de aprender de los mercados que ya han atravesado reformas similares.
El Camino por Delante
Una propuesta sobre el papel es una cosa; convertirla en ley es un proceso mucho más complejo. En esta etapa, la Ley SAFE Bet avanza más como un detonante de conversación que como una legislación con posibilidades reales de aprobarse fácilmente en el Congreso. Con marcos regulatorios estatales ya consolidados, un fuerte lobby de la industria y una resistencia constitucional a la intervención federal, el proyecto, en su forma actual, tiene pocas probabilidades de prosperar. En términos prácticos, su impacto será más probable en el debate regulatorio que en una implementación completa.
Pero eso no significa que los operadores puedan ignorarlo. Con frecuencia, en la formulación de políticas públicas en Estados Unidos, proyectos de ley audaces como este sirven para establecer la agenda y preparar el terreno para reformas graduales. Las restricciones publicitarias, las limitaciones al uso de tarjetas de crédito y las verificaciones de asequibilidad podrían desglosarse en medidas específicas más pequeñas. En ese sentido, la Ley SAFE Bet podría tener éxito incluso si no se aprueba en su totalidad.
Si estas reformas llegan a materializarse, es poco probable que sean inmediatas. La legislación federal de esta magnitud suele tardar años en desarrollarse, por lo que es más realista esperar cambios graduales durante la segunda mitad de la década que una adopción rápida en el próximo ciclo legislativo.
Para los operadores de iGaming, la clave está en ver este proyecto como una señal de alerta temprana. La era de una supervisión ligera y fragmentada por estado está llegando a su fin. El futuro —ya sea mediante leyes federales o nuevas adaptaciones estatales— probablemente implicará normas más estrictas, mayores protecciones y costos de cumplimiento más altos. Y quienes se anticipen a estos cambios estarán en la mejor posición para prosperar.
Las reglas están cambiando rápidamente. No espere a la Ley SAFE Bet. Hable hoy con Altenar para diseñar marcos regulatorios que preparen su sportsbook para el futuro.
